Ni todos los días hay cosas que contar, ni todos los días se tienen ganas de escribir.
Sábado de los que me gustan: disfrutar de esos rinconcitos del lugar que me vio nacer (quinientos metros al norte, quitientos metros al oeste), descubrir, sentir e imaginar. Y para terminar el día: peli, palomitas, sofá y manta.
Un día más sin incidencias. Quien quiera pan, que vaya a la panadería.
Un cordial saludo,
La clienta casera.
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