viernes, 24 de diciembre de 2010

Día treinta y dos: Nochebuena

En estas fechas lo que toca es lo que toca...

¡Feliz navidad!

Que lo paséis bien esta noche. Una servidora pondrá todo su empeño en que así sea.



Un cordial saludo,

La clienta navideña.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Día treinta y uno: seguimos trabajando en ello.




Diez días después de mis 21, intento mantener mi compromiso de consumo responsable.

Lo cierto es que en estos días no he tenido (o no me ha apetecido sacar) mucho tiempo para reflexionar sobre qué es realmente el consumo responsable. A pesar de eso, he tratado de hacer algunas averiguaciones, me he informado sobre marcas y productos y he tratado de determinar el punto exacto de responsabilidad que me corresponde a mí misma, como consumidora.

La principal ventaja de las grandes superficies es que puedes encontrar de todo en el mismo lugar y que, a primera vista, todo es mucho más barato (también depende del establecimiento, no es lo mismo El Corte Inglés que el Día).

Teniendo en cuenta que todo lo que podemos comprar tiene que pasar estrictos controles de calidad antes de llegar a nuestra manos, podríamos pensar que no merecen la pena las caminatas (haga frío, haga calor) de tienda en tienda para encima, acabar comprando más caro. Porque que nadie me vaya a negar que consumo responsable es también (a título personal) mirar por nuestra economía...

Dejando de lado los productos frescos, ilustraré esta última afirmación con un ejemplo:

Vamos a imaginar que necesito nata líquida para cocinar unos estupendos espaguetis a la carbonara. Se me plantean dos opciones: acercarme a la tienda de la esquina a comprar nata líquida marca Pascual, o acercarme al Mercadona de debajo de casa a comprar nata líquida Hacendado. Si compro la Pascual, beneficio al tendero y a una empresa que, aunque de origen español, no deja de ser multinacional. Si compro la Hacendado, me estoy dejando algo menos de dinero en otra gran empresa (también española) pero cuyo proveedor, en este caso, es el grupo Covap (cooperativa ganadera andaluza). ¡Menuda indecisión! Investigo un poco, reflexiono y decido. Lo siento, tendero de la esquina, pero creo que en este caso, es más responsable comprar la nata de Mercadona. Razones: la materia prima para la aleboración de la leche Pascual no sé si la obtienen en Asturias o en Perú, la de Covap está claro que en Andalucía; la Pascual es más cara la compre donde la compre (y si es una tienda pequeña de barrio más aún), y la Hacendado, por ser marca blanca, me cuesta bastante menos.

Cuando empezaba mi andadura le respondía a Bruno que mi intención no era romper definitivamente con los supermercados, simplemente, trataba de deshacerme de la dependencia que sentía. Al intentar volverme una consumidora responsable, me he dado cuenta de que eso es imposible. O es posible, pero cayendo en la irresponsabilidad.

Actualmente todas (o casi todas) las empresas hacen gala de su sostenibilidad y su responsabilidad social (si lo hacen para lavar su imagen y captar clientes o simplemente porque les preocupa el medio ambiente y la sociedad, da para un largo debate que ahora mismo no me interesa). Indagando un pelín, es fácil comprobar el grado de implicación de cada una de ellas, por eso, poniendo otro ejemplo, prefiero comprar el papel higiéncio de Bosque Verde (Mercadona) a comprarlo Colhogar, ya que considero más sostenible la primera marca (y es de una cadena de supermercados!), a parte, por supuesto, de la relación calidad/precio.

Desde mi punto de vista, responsabilidad es en primer lugar adquirir productos frescos de proveedores de la zona (siempre que se pueda, porque el pescado no lo traen aún de Las Tablas de Daimiel), si no, de proveedores nacionales. Y adquirir todo lo demás de empresas españolas, sostenibles y responsables. Y vosotros, ¿qué opináis?

Un cordial saludo,

La clienta pasada por agua.

Foto: Leche fresca Cantarranas en la encimera de mi cocina.

martes, 14 de diciembre de 2010

Día veintiuno: el dilema de la leche, parte II

Lunes. Último de mis 21 días sin Mercadona.

Hoy ha sido un día como otro cualquiera, con pocas compras (únicamente mi chusco de pan).

Antes de pasarme por la tienda de productos manchegos (Dehesa El Perchel), me he acercado al bar de al lado a preguntarle al amable camarero si sabía ya dónde conseguir la leche fresca. Nada más entrar por la puerta, el hombre se ha dirigido a mí para pedirme disculpas por no haberse acordado. Yo le he dicho que no se preocupara, porque gracias a una amiga había encontrado la página web de Cantarranas, y ya me pondría en contacto con ellos.

He de reconocer, que tras la reacción de las mujeres de la tienda el otro día, estaba convencida de que para adquirir la leche no me quedaría otra que acercarme al E.Leclerc o al Eroski. Pero mi sorpresa ha sido mayúscula por dos motivos: uno, la rapidez en responder a mis correos electrónicos; y otro, la lista de establecimientos cerca de casa (porque me preguntaron incluso la zona donde vivo para no hacerme andar mucho) donde poder conseguir sus productos.

Transquibo aquí parte de la respuesta que creo interesante y me gustaría compartir:

"Ya de paso informarle que hay otras leches que se dicen "fresca" pero que tienen más de 20 días de caducidad. Esa leche es leche calentada con el mismo sistema que el brick (140 ºC 2 segundos) pero metida en una botella y conservada en frío. O sea, que sabe a leche de brick fría. Nuestra leche en bolsa se ha calentado solo a 75ºC durante 15 segundos y le damos 6 días de caducidad, por eso es fresca.....

Para utilizar la bolsa necesita tener una jarra especial que sirve de soporte para el frigo además de para poderla servir cómodamente. Debe cortar ambos picos de la parte superior de la bolsa, uno para que entre el aire y otro para que salga el producto. Solicite la jarra en la tienda, diga si fuese necesario que ha hablado conmigo, aunque lo suyo sería que se la diesen fácilmente o como mucho que se la encarguen a nuestro repartidor.

Espero que la información haya sido de ayuda, para cualquier otra cosa ya sabe donde estamos."

Dice el refranero: "No te acostarás sin saber una cosa más". Y hoy hemos aprendido cómo se prepara la leche fresca que venden embotellada y sitúan en los refrigerados de los supermercados, y cómo se prepara y se debe conservar la leche fresca que venden en bolsas.

Dilema más que resuelto: comprar productos de proveedores de la zona en los pequeños comercios del barrio.

Un cordial saludo,

La clienta lechera.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Días diecinueve-veinte: los dulces navideños.

Ya falta poco para el comienzo de las vacaciones navideñas y el consumo en cantidades industriales de los dulces típicos de estas fechas.

Aunque algunos se empeñen en decir que estoy gorda, yo prefiero pensar que simplemente me sobran unos kilitos. Pero sea como sea, tampoco me viene bien pasarme con los turrones y los mazapanes.

¿Cuál es la solución para comprar menos productos y controlar mejor la ingesta de los tales? Pues muy sencilla: productos artesanos. Son más caros, así que compraré menos. Y son de mejor calidad, así que son también más sanos (dentro de lo poco sano que puede ser tanto dulcecito).

Los fines de semana en el pueblo de mis amores son buen momento para comprar responsablemente, y ya que allí estamos en la tierra de los mazapanes, ¿qué mejor lugar para invertir el presupuesto para postres divertidos?

Un cordial saludo,

La clienta mazapanera.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Día dieciocho: la excursión al mercado y el dilema de la leche.

El mal tiempo y las inundaciones lograron que mi puente se prolongara un día y que mis existencias, por tanto, también. Sin embargo, en previsión de lo que ocurrirá el lunes y aprovechando que tenía que salir de bancos, me he dado un garbeo por el centro buscando de una vez dónde comprar la leche.

Más de una década después de mi llegada a esta pequeña capital de provincia, me he dignado a entrar en el Mercado Municipal, pensando que allí encontraría la leche fresca de la que me hablaron hace poco (esa que aún se vende al peso en bolsas). El problema es que me he encontrado con multitud de carnicerías, fruterías y pescaderías, incluso con algún puesto de productos de la zona (como legumbres o especias), pero de leche fresca ni una gota...

Contenta por haber descubierto dónde conseguir todos los alimentos frescos sin dar muchas vueltas, pero pesarosa por no haber encontrado lo que buscaba, me he ido a comprar el café que no pude comprar el otro día y el pan en mi nueva tienda favorita: la de productos manchegos.

Esperando mi turno en este último lugar, rodeada de mujeres de mediana y avanzada edad que comentaban lo rico que estaba el conejo con un buen puñado de tomillo, me he decidido a preguntarles dónde podía encontrar la dichosa leche fresca.

- ¡Ay hija! ¡Si eso ya casi no se vende! ¡Que no dura ni tres días en la nevera!- ha sido la primera respuesta que he recibido.

Tras contemplar en mi rostro la desilusión más absoluta se han puesto a divagar hasta que una de ellas me ha dicho que me acercara al bar de al lado y le dijera al dueño que iba de su parte, y que a ver si me podía facilitar alguna bolsa de leche "Cantarranas" de la que él sirve. Agradecida y emocionada sólamente he podido decir muchas gracias, y me he marchado.

Minutos después me he animado a entrar al bar, y tras pedir una caña para romper el hielo, le he comentado al camarero lo de la leche, matizando un poco, porque más que poder adquirirla a través de él, me gustaría encontrar alguna tienda que tenga a los amigos de "Cantarranas" como proveedores para comprarla por el método tradicional.

Y he aquí mi dilema, mis queridos amigos...

El amable camarero me ha comentado que no tenía conocimiento de que esa leche se vendiera en ninguna tienda de los alrededores, sin embargo sabía a ciencia cierta que en E.Leclerc podría encontrarla. Mierda para mí. De todas formas, el buen hombre me prometió interrogar al repartidor y contarme el lunes si hay otro sitio donde pueda hacerme con ella.

E.Leclerc entra dentro de la lista de establecimientos prohibidos (al menos hasta el día 14, martes). Y mi comedero de cabeza es: si no hay otra tienda donde pueda comprar leche fresca ¿Qué es más responsable? ¿Comprar leche de grandes marcas en pequeños establecimientos, o comprar leche fresca de proveedores de la zona en un hipermercado?

Tengo hasta el lunes para meditar.

Que pasen un buen fin de semana. Un cordial saludo,

La clienta irresoluta.

Días once-diecisiete: sigo viva.

Como quien no quiere la cosa nos hemos plantado un tercio del tiempo establecido por delante de la última vez que escribí por aquí.

Sinceramente, tenía intención de haber actualizado algo durante el puente, pero al final he dedicado la semana a otros menesteres, como dormitar en el sofá con la película de Espartaco como música ambiental.

En esta semana he tenido ocasión de ir de tiendas para comprar un poco de todo: componentes electrónicos, regalos de reyes y/o amigos invisibles, calzado de fiesta, y como no, comidita rica.

Es curioso comprobar que los lugares donde más fácilmente se puede seguir el reto sin complicaciones sean los pueblos más pequeños o las ciudades más grandes. En los pueblos porque afortunadamente las grandes superficies no tienen cabida. Y en las grandes ciudades porque son tan grandes, que hay sitio para todos (lástima que los últimos días tenga que pasarlos en una de esas ciudades que no sabemos ni por qué se considera como tal... Pero no desfallezco, porque tengo casi todo planeado).

Echando la vista atrás, recuerdo haber visitado fruterías, panaderías, ferreterías, zapaterías... Pero es cierto que para el tema de electrónica y ocio me he dejado caer (aunque haya sido como acompañante) por franquicias como Game o Worten.

En aquellos momentos no pensaba que pudiera estar faltando a mi promesa porque mis 21 días son sin hiper o supermercados, y hasta la fecha no he encontrado Wiis ni cámaras de fotos en el Mercadona (aunque tiempo al tiempo...). Sin embargo, reflexionando sobre el consumo responsable y mis planes para después de estas semanas, creo que tampoco estaría mal buscar alternativas a ese tipo de establecimientos; o mejor aún, regalos alternativos a los productos que se pueden adquirir allí... Pero bueno, no es algo que de momento me vaya a quitar el sueño, que una cosa es querer hacer un bien por los pequeños y medianos comerciantes, y otra que me vuelva "pseudojipi" (y no es que tenga algo en contra de los "jipis", "neojipis" o "pijipis", dios me libre!). No me veo volviendo por completo al estilo de vida de los sesenta (avances tecnológicos y sociales incluidos).

Vuelvo a la rutina igual que me fui.

Un cordial saludo,

La clienta con síndrome postvacacional.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Día diez: haciendo de tripas corazón.

Cuando decidí ponerme manos a la obra con este experimento, ya tenía claro que habría momentos en los que el consumo de productos obtenidos del Mercadona o similares no dependería de mí.

De momento he llegado a la mitad de los 21 días sin incidencias, pero este fin de semana no puedo obligar a nadie a que compre o no en determinados establecimientos.

Cuando no esté mi propia casa, solamente me queda pasar por el aro para no morir de inanición, y seguir siendo responsable en mis propias compras.

Que ustedes lo pasen bien. Un cordial saludo,

La clienta somnolienta.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Día nueve: pan de pueblo.

Estoy contentísima. De camino a la droguería he descubierto una nueva tienda de productos manchegos donde venden de todo un poco y tienen un pan que uhmmmm.

Llevaba siglos comiendo pan del Mercadona o pan del Día, y ambos me sabían de maravilla. Pero el pan de pueblo no tiene comparación. Y además, no se queda como una piedra de un día para otro. Por diez céntimos más que lo que me gastaba hasta la semana pasada, mi paladar (que no así mi figura, lo sé) me lo agradece.

¿Cómo se presenta el puente? Yo no sé si podré escribir cada día, porque estar fuera de casa es lo que tiene... Pero prometo actualizar estas tontunas tan pronto como me sea posible.

Un cordial saludo,

La clienta chusquera (de chusco).