jueves, 23 de diciembre de 2010

Día treinta y uno: seguimos trabajando en ello.




Diez días después de mis 21, intento mantener mi compromiso de consumo responsable.

Lo cierto es que en estos días no he tenido (o no me ha apetecido sacar) mucho tiempo para reflexionar sobre qué es realmente el consumo responsable. A pesar de eso, he tratado de hacer algunas averiguaciones, me he informado sobre marcas y productos y he tratado de determinar el punto exacto de responsabilidad que me corresponde a mí misma, como consumidora.

La principal ventaja de las grandes superficies es que puedes encontrar de todo en el mismo lugar y que, a primera vista, todo es mucho más barato (también depende del establecimiento, no es lo mismo El Corte Inglés que el Día).

Teniendo en cuenta que todo lo que podemos comprar tiene que pasar estrictos controles de calidad antes de llegar a nuestra manos, podríamos pensar que no merecen la pena las caminatas (haga frío, haga calor) de tienda en tienda para encima, acabar comprando más caro. Porque que nadie me vaya a negar que consumo responsable es también (a título personal) mirar por nuestra economía...

Dejando de lado los productos frescos, ilustraré esta última afirmación con un ejemplo:

Vamos a imaginar que necesito nata líquida para cocinar unos estupendos espaguetis a la carbonara. Se me plantean dos opciones: acercarme a la tienda de la esquina a comprar nata líquida marca Pascual, o acercarme al Mercadona de debajo de casa a comprar nata líquida Hacendado. Si compro la Pascual, beneficio al tendero y a una empresa que, aunque de origen español, no deja de ser multinacional. Si compro la Hacendado, me estoy dejando algo menos de dinero en otra gran empresa (también española) pero cuyo proveedor, en este caso, es el grupo Covap (cooperativa ganadera andaluza). ¡Menuda indecisión! Investigo un poco, reflexiono y decido. Lo siento, tendero de la esquina, pero creo que en este caso, es más responsable comprar la nata de Mercadona. Razones: la materia prima para la aleboración de la leche Pascual no sé si la obtienen en Asturias o en Perú, la de Covap está claro que en Andalucía; la Pascual es más cara la compre donde la compre (y si es una tienda pequeña de barrio más aún), y la Hacendado, por ser marca blanca, me cuesta bastante menos.

Cuando empezaba mi andadura le respondía a Bruno que mi intención no era romper definitivamente con los supermercados, simplemente, trataba de deshacerme de la dependencia que sentía. Al intentar volverme una consumidora responsable, me he dado cuenta de que eso es imposible. O es posible, pero cayendo en la irresponsabilidad.

Actualmente todas (o casi todas) las empresas hacen gala de su sostenibilidad y su responsabilidad social (si lo hacen para lavar su imagen y captar clientes o simplemente porque les preocupa el medio ambiente y la sociedad, da para un largo debate que ahora mismo no me interesa). Indagando un pelín, es fácil comprobar el grado de implicación de cada una de ellas, por eso, poniendo otro ejemplo, prefiero comprar el papel higiéncio de Bosque Verde (Mercadona) a comprarlo Colhogar, ya que considero más sostenible la primera marca (y es de una cadena de supermercados!), a parte, por supuesto, de la relación calidad/precio.

Desde mi punto de vista, responsabilidad es en primer lugar adquirir productos frescos de proveedores de la zona (siempre que se pueda, porque el pescado no lo traen aún de Las Tablas de Daimiel), si no, de proveedores nacionales. Y adquirir todo lo demás de empresas españolas, sostenibles y responsables. Y vosotros, ¿qué opináis?

Un cordial saludo,

La clienta pasada por agua.

Foto: Leche fresca Cantarranas en la encimera de mi cocina.

4 comentarios:

  1. ... te mereces un monumento aunque sólo sea por el intento y por las reflexiones que ofreces...

    Por otro lado me he divertido mucho leyéndote. Te deseo suerte con tus intentos.

    Saludos.

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  2. ¡No creo que sea para tanto! :D

    Pero... ¡muchas gracias!

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  3. Interesantes tus reflexiones finales, sí señor... :)

    A mí también se me ocurren varias. Aviso: tengo fiebre. No me hago responsable de lo que pueda escribir...

    En primer lugar el hecho de que una empresa sea grande no lo veo como algo malo en sí mismo. A lo mejor el tendero de barrio le compra a distribuidores más baratos que tienen mano de obra barata, o pagan una miseria a los productores. Puede que la ética de una tienda de barrio sea más preocupante que la de Mercadona o El Corte Inglés, no lo sé. De todas formas es admirable que tú ahondes en estas cuestiones y decidas, por ejemplo, comprar la nata líquida en Mercadona para consumir el producto de una cooperativa andaluza. Son pequeños pasitos que nos hacen más responsables, salir de la ignorancia y actuar en consecuencia de lo que uno va averiguando es lo que todo el mundo debería hacer. Complicado también, ya que en un país en el que la gente no lee los programas electorales y basa la política en dos partidos creyendo que votar a otro es tirar su voto va a ser muy difícil que busquen información sobre los productos antes de comprarlos. Pero bueno, tú pones tu granito.

    Otra reflexión, que puede ser tomada como excusa pero... sinceramente, creo que es una buena excusa. Soy estudiante, vivo con un mínimo dinero al mes que casi siempre se me acaba antes de tiempo. Y si necesito arroz, lo compro en el DIA o Mercadona porque sé que es más barato que cualquier otro. Posiblemente el día que mi capacidad adquisitiva sea superior trataré de comprar otro tipo de productos, pero ahora mismo mis posibilidades me lo impiden.

    Otra más: el cambio que propones creo que debe empezar por la industria. La sostenibilidad no debe ser, como bien dices en el post, un reclamo publicitario o un valor añadido, debe ser un requisito. Y si todos los productores, distribuidores y demás empresas del sector alimentario tuvieran políticas de sostenibilidad con el medio ambiente. Lo mismo ocurre con la ética laboral, con las condiciones de la mano de obra... es la industria la que debe asumir ese cambio y llevarlo a cabo. Por mucho que hagamos los consumidores, mientras el criterio que reine la máxima rentabilidad por encima de todo no vamos a obtener resultados realmente importantes.

    También creo, y con esto ya te dejo en paz, que el consumo responsable no es sólo comprar los mejores productos según criterios éticos. El consumo responsable, si hablamos de responsabilidad medioambiental, también incluye hacer un uso responsable de esos productos. No utilizar más jabón del necesario, no derrochar más agua de la necesaria, no comprar más ropa de la necesaria... básicamente no participar en un sistema que nos encierra en un círculo vicioso de consumo exacerbado, alimentado de publicidad, deseos y estrategias de marketing. El coche siempre puede durar tres años más, no importa que la ropa tenga una manchita de lejía, a los pantalones se le puede poner un parche antes de tirarlos, no necesitamos tener 50 camisetas distintas, no necesitamos lo que deseamos, en definitiva...

    Y ya está, te dejo en paz que la fiebre me está poniendo muy prolífico. Para terminar un vídeo:

    http://www.youtube.com/watch?v=jfOwG2XF3gY

    Y eso sí, enhorabuena por todos esos días llenos de reflexiones. ¡A ver si te veo, que tenemos una borrachera pendiente!

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  4. Próximamente seguiré investigando, reflexionando y contando lo que se me ocurra por aquí. Lo que dices sobre los tenderos de barrio es muy cierto. No podemos saber a priori si se aprovecha más o menos de sus proveedores, pero echando un vistazo a las marcas que vende puedes deducir muchas cosas... Por otro lado está el tema de los bazares y tiendas regentadas por, digamos, inmigrantes en general, que no es que tenga yo nada en contra de ellas, pero da para algún que otro post sobre consumo responsable...

    Siento decirte que tu excusa de buena no tiene nada. Yo misma soy estudiante y no recibo ninguna beca ni tengo ningún tipo de ingreso extra a parte de mi "sueldo de hija" para pasar el mes. De todas formas, cuando empecé a escribir ésto no trataba (ni trato ahora) de convencer a nadie para que siga mis pasos. Es una decisión personal que comparto por si a alguien le interesa leerla. Así que me parece genial que busques lo más barato para sobrevivir, es bastante sensato. Sí puedo decirte que cuando empecé pensé que me iba a dejar un pastizal y no ha sido así. Algunos productos me cuestan más caros, otros más baratos, y muchos otros han sido eliminados de mis compras no por el precio, si no por su inutilidad. SIEMPRE se puede hacer un consumo responsable, hasta con el presupuesto más ajustado, sólamente hay que tener fuerza de voluntad para dejar de consumir cosas que realmente no necesitamos (se me ocurren muchos ejemplos, como las Pringles de las que hablaba Javi en un comentario...)

    En último lugar, no tengo yo tan claro que el cambio debiera empezar por la industria. Tendría que meditarlo, así que no te diré que estoy a favor ni en contra de esa afirmación de momento. ¿Consumimos lo que se nos ofrece? ¿O se nos ofrece lo que queremos consumir? Llevas mucha razón en tu último párrafo, y por eso creo que tal vez la llave del cambio pueda residir en nosotros mismos... Seguiremos pensando en ello.

    Para vernos me parece que al final se nos echa el verano encima. Pero bueno, ¿qué mejor sitio que las playitas de Huelva para emborracharse? :D

    P.D.: Me encantó esa peli. La vi hace poquito y me fascinó! :D

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